martes, 13 de noviembre de 2007

Del rey abajo, ninguno


Desde el 5 de octubre hasta el 9 de diciembre se puede disfrutar de la obra de ¿Rojas Zorrilla? (su paternidad ha sido puesta en duda en uno más de tantos interrogantes áureos sin resolver), en el año en que se celebra el cuarto centenario del nacimiento de este autor, de quien se puede ver en la RESAD Morir pensando matar, a cargo de la Compañía Siglo de Oro dirigida por Ernesto Caballero.
Desde luego, Eduardo Vasco en su etapa al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha creado ya una impronta, a modo de marca de la casa, que le proporciona un sello de calidad a las producciones de la Compañía y una estabilidad nada desdeñables para el espectador aficionado al clásico. En esta ocasión se ha encargado la dirección del montaje a Laila Ripoll (cuya solvencia está fuera de toda duda, como lo estaba en sus antecesores en el Pavón: Ernesto Caballero, Yolanda Pallín y Natalia Menéndez, entre otros). Se mantiene el acompañamiento musical (violín, teorba, guitarra y vihuela) después del éxito cosechado en representaciones como Sainetes y El curioso impertinente.
En cuanto a la escenografía, se propone la estructura de un corral de comedias, utilizando el primer piso para representar las escenas del interior de la casa del labrador y, en concreto, el monólogo de García de Castañar sobre cómo proceder al descubrir su deshonra (monólogo donde el actor se sitúa demasiado lejos del público).
Por lo demás, el buen hacer de la directora y los actores de la Compañía Nacional del Teatro Clásico salvan un texto que no se halla entre los más brillantes del teatro áureo y cuya presencia en las tablas se entiende en el marco del homenaje centenario a Rojas.

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