viernes, 8 de marzo de 2024

Historia de la antigua Roma 2

 

En el programa 13 del podcast Roma Aeterna entra de lleno en el periodo de la República y se habla del “cursus honorum” republicano.

Se mencionan los distintos cargos y sus derechos y obligaciones:

Magistratura: Bajo el nombre genérico de magistrados, se incluía una gran variedad de cargos, con duración de un año, pasado el cual, se volvían a producir una elección.

Tribuno de la plebe. Quince años después del inicio de la República, en el 494 a. C., se creó esta figura en un momento de crisis de la sociedad romana. Fue a raíz del descontento de los plebeyos por las deudas que acumulaban y al ver que su participación en la guerra aumentaba su ruina y la victoria solo repercutía en ventajas para los patricios. El cargo de tribuno de la plebe suponía un contrapoder, el contrapeso al inmenso poder de los patricios. Podía detener cualquier juicio en marcha que afectara a un plebeyo. También ser tribuno de la plebe conllevaba riesgo para tu integridad física. Por eso, la ley consideraba cualquier atentado contra el tribuno de la plebe el mayor delito, acarreaba la pena de muerte para quien eliminara a un tribuno de la plebe, se consideraba un sacrilegio, es decir, una ofensa a los dioses.

Cuestores: Tesoreros, ya sea en Roma o en provincias. Debían ser mayores de 27 años.

Ediles. Debían ser mayores de 35 años. Durante un tiempo eran un asistente del tribuno de la plebe. Después fue un cargo independiente. Se encargaban de organizar los juegos y ello podía darles popularidad de cara a hacer una carrera política futura. Cayo Julio César, por ejemplo, como edil, organizó unos juegos de Roma que fueron recordados durante años.

Pretores. Debían ser mayores de 40 años. Tenían derecho a llevar 6 lictores acompañándoles. Eran responsables de la justicia y gobernadores provinciales.

Cónsules. El cargo de mayor rango. Tenían derecho a llevar 12 lictores. Eran dos, tenían derecho de “imperium” e “intercessio” (derecho de veto contra la decisión que hubiera tomado su colega). Este último rasgo presentaba ventajas, evitaba que se cometieran injusticias que provendrían de una sola persona ejerciendo todo el poder, pero también ralentizaba y paralizaba procesos.

A partir de determinado momento, los dos cónsules debían pertenecer uno a los patricios y otro a los plebeyos. Ser nombrado cónsul automáticamente te hacía formar parte de la “nobilitas”.

El nombre de los cónsules servía para dar nombre al año (aún no había nacido Jesucristo). Los documentos oficiales lo expresaban así “Siendo cónsules Fulanito y Menganito”.

Censor: se elegía entre personas que habían sido cónsules, era un cargo de un enorme prestigio. Entre sus funciones, realizan el censo, controlan el acceso al senado y son guardianes de las esencias morales. Un caso famoso fue Marco Porcio Catón, el Viejo. En época de fascinación por lo griego, Cicerón recordará a Catón como reflejo de las virtudes romanas.

Dictator: se elegía para resolver una crisis. Para ello se daba un plazo de 6 meses máximo. Sobre el elegido recaían todos los poderes. Tenían derecho a llevar 24 lictores. El primero fue Tito Larcio para contrarrestar un ataque de los pueblos vecinos en un contexto en que los plebeyos se negaban a combatir y amenazaban con marcharse y fundar otra ciudad. Casos famosos fueron Sila, que llevó a cabo una reestructuración de las leyes de Roma y Julio César que fue nombrado “dictator” y se quedó en el cargo a perpetuidad.

  

En la época de la República, en el año 509 a. C. los primeros cónsules de los que se tiene noticia son Lucio Juno Bruto y Tarquinio Colatino. Ambos son bien conocidos en la Roma de la época por haber encabezado la rebelión contra Tarquinio. El primero, que hacía años había perdido a su padre y a su hermano muertos por la tiranía del monarca, y que se había hecho pasar por loco para salvarse, ahora muestra su cordura. El segundo era el esposo de Lucrecia y por tanto había sido infamado por Tarquinio Sexto que violó y deshonró a su esposa.

Publio Valerio Publícola tomó parte activa en el derrocamiento de Tarquinio el Soberbio. Aunque no estuvo entre los dos primeros cónsules, sustituyó a Tarquinio Colatino cuando se le obligó a marcharse de Roma por pertenecer a la gens tarquinia. Lo sería 4 veces en los años posteriores. Protagonizó un escándalo por el cual al construirse una casa en la zona alta de la ciudad fue reprobado. Él se defendió en el Senado replicando que no tenía aspiraciones de grandeza y viviría en la zona más baja de la ciudad. Murió sin un capital acumulado y el estado apreciando la dedicación de su vida a Roma sufragó los gastos de su entierro y le encargó un monumento funerario que se alojaría en el Foro.

Existen dudas sobre estos primeros momentos y la organización de la República. Por esa época, en el episodio de la batalla entre Roma y el ejército de Lars Porsena, rey etrusco de Clusium, algún historiador cree que Roma pudo capitular y ser conquistada por los etruscos dirigidos por Lars Porsena. Así lo cree Plinio el Viejo, por ejemplo. Las fuentes que manejamos para clarificar la historia de Roma, Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso, muy posteriores y en ocasiones buscando un relato que minimice las derrotas de Roma, afirman al respecto que Porsena respetó la independencia de Roma en un acto de generosidad.  En esta batalla murió el cónsul Bruto, considerado un héroe para la posteridad. De hecho, en época de Julio César, su hijo adoptivo Bruto (que participaría en el complot para asesinarlo) presumía de este cónsul de los inicios de la República como pariente suyo, ennobleciendo así sus orígenes, pero esta filiación se ha descartado.

¿En qué consistió el “conflicto de los órdenes”? Mary Beard lo cuenta en S.P.Q.R. en la página 153. El podcast Roma Aeterna de Ibán Martín lo cuenta en el programa 20 con el título La secesión de la plebe. En el año 494 a. C. los plebeyos hartos de ver cómo los patricios blindaban sus privilegios y se convertían en los únicos con vía de acceso al senado y a la casta sacerdotal se rebelaron. La obligación de participar en las guerras los arruinaban y las deudas podían conllevar que acabaran siendo esclavos del mayor de sus acreedores. Con las victorias en la batallas de Roma solo salían beneficiados los patricios. Ante estas quejas, hubo dos propuestas de los patricios, una mesurada, que accedía a cumplir con algunas de las reivindicaciones de los plebeyos; la otra, la línea dura, dirigida por Apio Claudio Sabino, que defendía a los patricios más poderosos y a los prestamistas que obtenían beneficios tanto del pago de sus préstamos en forma de intereses, o de quedarse con el patrimonio y con la persona de los deudores en caso de impago porque estos pasaban a ser sus esclavos. Esta actitud intransigente fue la que se impuso. En respuesta, los plebeyos, encabezados por Sicinio y Bruto, se rebelaron y se negaron a ir a la guerra (contra ecuos y volscos en esta ocasión) y a cumplir las directrices del senado. Por el contrario, se marcharon de la ciudad y se establecieron en el Monte Sacrum en el 494. Para resolver este conflicto, los patricios rectificaron y dieron algunas concesiones, entre ellas, se creó el cargo de magistrado de tribuno de la plebe.

 

 La rebelión de la plebe en el Monte Sacro, grabado de B. Barloccini, 1849.

(Imagen tomada de Wikipedia)
 

En Wikipedia se recogen estas dos concesiones de los patricios hacia los plebeyos:

1.   se aceptan como magistrados ordinarios dos tribunos de la plebe (tribuni plebis) con derecho de veto a cualquier actuación del Senado, o de los otros magistrados, que perjudique a la plebe, y con capacidad de asistir legalmente a cualquier plebeyo en apuros.

2.   se acepta la legalidad de una asamblea exclusivamente plebeya (concilium plebis).

 

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