sábado, 25 de julio de 2009

Anatomía de un instante, de Javier Cercas


Javier Cercas ha acaparado el interés general de crítica y lectores con su último libro: Anatomía de un instante, en el que disecciona el golpe de estado del 23-F, convirtiéndolo en un poliedro y analizando pormenorizadamente cada una de sus caras, tomadas de forma independiente unas de otras, para converger finalmente en el balance o contraste de todos los análisis. Este híbrido de novela y ensayo, según confiesa él mismo, tiene la virtud de ser claro y directo y lo que proporciona tanto al lector iniciado en el tema como al lego es, fundamentalmente, información. Cercas se propone afrontar de forma definitiva el mayor ataque que la democracia española ha sufrido en sus poco más de tres décadas de existencia. No lo hace con autocomplacencia: reprocha a la sociedad española su tibieza con los golpistas, que llevó a los españoles a encerrarse en sus hogares a ver qué pasaba, en lugar de salir a las calles en defensa del orden constitucional. También hay reproches al Rey, a quien culpa de alentar el golpe con sus manifestaciones públicas de desapego al gobierno de Suárez y sus insinuaciones de que debían producirse cambios de cualquier manera, porque la España que Suárez regía estaba abocada al caos. Cabe la crítica contra los líderes políticos de la época: Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Fraga, los compañeros de partido de Suárez, enzarzados en pugnas cainitas motivadas por la ambición. También contra los empresarios más importantes, presentes en los grupos de poder, contra los militares que se arrogaron una representatividad que no tenían y se consideraban los idóneos para reconducir la situación. No se escatiman críticas a Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, pero resultan los personajes más engrandecidos del relato, en palabras de Cercas: "los dos únicos políticos que demostraron estar dispuestos a jugarse el tipo por la democracia", conclusión extraída por el escritor del hecho de que fueran los únicos del hemiciclo que resistieron en sus escaños mientras "a su alrededor zumbaban las balas". En este pasaje, Cercas no se resiste a fabular y el relato paralelo que construye de estos dos hombres, presentados como verdaderos héroes de la Transición, tiene no poco de imaginación en la misma medida, justo es reconocerlo, que de realidad.
En cuanto al estilo, el autor es poco amigo de veleidades literarias, tal se mostraba en su opera prima, Soldados de Salamina (obra sobria donde las haya desde el punto de vista estilístico, como bien se percibe si se la compara con los muy retóricos cuentos de Alberto Méndez, recogidos bajo el título de Los girasoles ciegos. Ambas obras nos han venido a la cabeza, porque las dos se ocupan del periodo histórico de la Guerra Civil).
En fin, se trata de una obra muy recomendada para los interesados en este momento crítico de la España de los 80 y, por su tono peridístico, para los amantes de la prensa que no encuentran asuntos de su interés por el bajón informativo (y de calidad de redacción) que se produce en los diarios en los meses de verano.

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