domingo, 19 de julio de 2009

Las bodas de Fígaro en el Teatro Real (O casi)

Hace dos años presencié Madame Butterfly en el Teatro Real, dirigida por Plácido Domingo. La puesta en escena proponía reducir las dimensiones gigantescas del proscenio a una "caja china" reducida y de hermosa presencia. Recuerdo esperar con impaciencia a que se abriera el plazo para comprar las entradas por internet. Recuerdo también la decepción al ocupar mi butaca de la zona llamada "Paraíso" y comprobar que sólo alcanzaba a ver la parte superior de las cabezas de los intérpretes, tan mala era la perspectiva desde mi asiento. En fin, para la presente ocasión, escarmentado por la imposibilidad de conseguir buenas localidades, decidí acudir a una sala de cine en lugar del teatro, dentro de la iniciativa Ópera en cine digital que ha puesto en marcha el Teatro Real de Madrid.
Aunque los puristas se echarán las manos a la cabeza por tales usos, impropios del buen aficionado a la ópera, voy a comentar mi experiencia:
Me hallaba de vacaciones, lejos de casa, por lo que elegí la sala más cercana: los cines Málaga Nostrum; buena aceptación: más de la mitad del aforo. Hay que contar con que el personal de la sala no está familiarizado con este tipo de espectáculos. Empezó la ópera sin subtítulos y vimos a una espectadora salir de la sala para advertirlo al personal responsable. No sabemos la razón, pero hasta pasados 45 minutos, después de varios intentos que se reflejaban desagradablemente en la pantalla, no aparecieron los subtítulos en castellano. A partir de ahí todo fue bien: el sonido era estupendo, el reparto, como requiere esta ópera, tan actores como cantantes. Fue especialmente apreciado por el público el aria Dove sono i bei momenti, de Barbara Frittoli, uno de los momentos más deliciosos de esta ópera; también gustó la Susanna que compone Isabel Rey, muy querida en el Teatro Real; personalmente nos gustó menos el Conde (excesivamente hierático en su interpretación, justo lo contrario que el criado Fígaro). Y debemos mencionar a Cherubino, quien no en vano ha sido señalado como el personaje clave de esta obra, el motor de todos los enredos, encarnación del deseo por su ambigüedad (adolescente entre niño y hombre; por otro lado, personaje masculino sobre el papel para ser interpretado por una mujer con tesitura de mezzosoprano), criatura endiablada, encargado de seducirlos a todos, hombres y mujeres por igual. Marina Comparato en su primera actuación en el Real supo ganarse el favor del público.
En cuanto a la dirección de Jesús López Cobos, una institución en el Real y una garantía, bien como siempre. La puesta en escena de Emilio Sagi, en sus palabras "realista", yo diría "demodée", antigua. Y aquí se abre el debate que afecta al tipo de realización televisiva más adecuada a este tipo de espectáculos. La que presenciamos en la sala de cine se situaba en la estela de las grandes producciones operísticas para televisión (téngase en mente, verbigracia, las de la BBC), lo que unido a una escenografía conservadora, pareció llevarnos 30 años atrás en el tiempo. Recuerda también a los Estudio 1 de TVE de hace más tiempo, que llevaban a los hogares espectáculos de teatro de gran calidad con una realización característica.
Mi opinión al respecto es que los espectadores que acudimos a las 78 salas de cine que ofrecían la ópera queríamos sentirnos como en el Teatro Real, que es donde efectivamente habríamos querido estar. La realización, pensamos, debe proporcionar al espectador la "ilusión" de que está en el teatro presenciado la ópera en directo: por tanto, nada de primeros planos, nada de zoom, que "convierte" al intérprete en un gigante de varios metros de altura a ojos del espectador, nada de planos con detalle desviando la atención al decorado o diferentes elementos del atrezzo. Simplemente un plano medio sostenido toda la representación, el punto de vista que tiene, desde su butaca, el espectador que ha podido conseguir la mejor ubicación de la sala, alejándose de florituras televisivas y/o cinematográficas. Quizá sea mucho decir, pero para la ópera y el teatro, no nos fiamos de las engañifas de la tele y el cine, preferimos la autenticidad de la sala y del actor "que se quema los pies".
Hemos encontrado en Youtube algunos de los momentos clave de la ópera:
Obertura

Aria Dove sono i bei momenti

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