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viernes, 18 de abril de 2008
De vascos y vascas: a vueltas con el plural genérico
Un artículo publicado por El País hace poco se hacía eco de que la fórmula popularizada por el lehendakari Ibarretxe gana adeptos y, sobre todo, adeptas . Así, cada vez es más habitual escuchar: diputados y diputadas, españoles y españolas, etc. Por el contrario, la postura de la RAE se mantiene inamovible: en las lenguas románicas en general y en el castellano en particular, el masculino es el género no marcado, es decir, incluye a los individuos de ambos sexos. Ignacio Bosque, académico, prepara la próxima edición de la Gramática de la lengua castellana y opina al respecto que el desdoblamiento resulta un procedimiento artificial y redundante y no resuelve todas las situaciones que puedan plantearse. Por ejemplo, “Juan y María se han ido juntos”.
En las antípodas de este pensamiento, Mercedes Bengoechea, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares, se ha dedicado al estudio del sexismo en el lenguaje y concluye: en primer lugar, el sexismo no es un procedimiento nuevo, sino que puede definirse como un recurso propio de la oralidad que aparece ya en el Poema de Mío Cid, para referirse al auditorio. En segundo lugar, las academias de la lengua imponen una norma androcéntrica; de hecho, desde su fundación en 1713, sólo tres mujeres han formado parte de la RAE, y la primera lo hizo en 1978. Tampoco está de más recordar que, hasta hace tan sólo algunas décadas, alcaldesa era la mujer del alcalde y doctora la mujer del doctor,lo que muestra cuánto ha cambiado la realidad social española. Con el reciente acceso de la mujer a puestos de trabajo tradicionalmente desarrollados por hombres surgen dudas acerca de la denominación correcta.
Reconocemos que junto al peligro de perpetuar un uso sexista del lenguaje (en el caso de que exista tal sexismo), existen palabras para las que se han buscado femeninos que no son necesarios: presidenta, jueza…, ¿quizá próximamente *cancillera, *conserja, *médica o *sumillera? ¿Acaso deberemos hablar en el futuro de *ciclistos, *pianistos*, etc?
Un procedimiento acerca del cual la RAE no se ha pronunciado (al menos, no tenemos noticia de ello), adoptado por millones de internautas, consiste en utilizar el símbolo de arroba “@”, en sustitución de la “-o” de masculino no marcado, a la que aludía Ignacio Bosque. Se trata, quizás, de una solución que podría acercar ambas posturas, ¿no? ¿Tú qué piensas?
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2 comentarios:
Bueno, yo lo de la arroba lo veo difícil... ¿cómo se pronuncia?
Personalmente cada vez opto más por el masculino genérico porque lo otro me parece redundante y -aunque es probable que el origen sea androcéntrico- no considero que ahora tenga ninguna connotación. Aunque al final siempre que hablo de esto siento que quizá si fuese mujer opinaría de otra manera, no sé. ¿Qué opináis vosotras?
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