sábado, 28 de septiembre de 2019

Locos por Grecia. Día 5: Adiós, Atenas, adiós. 17 de abril de 2019

     A las 8 nos levantamos y desayunamos por última vez en el Novotel. Dejamos las maletas en el guardarropa y salimos a despedirnos de Atenas. Toca devolver el coche de alquiler y conduciendo desdel el hotel a la calle Andrea Siggrou constatamos en nuestra propia piel el caos circulatorio de Atenas y los temidos atascos cotidianos.


     Vamos caminando desde Andrea Siggrou hasta el Estadio Panatinaikós o Kallimármaro (Abajo, foto número 1). El estadio original fue construido en el siglo IV a. C. para los Juegos Panatenaicos. Durante muchos siglos dejó de utilizarse hasta que, a instancias del Barón de Coubertin, se fundó el COI (Comité Olímpico Internacional) y se organizaron los primeros juegos olímpicos de la era moderna, precisamente en Atenas, en 1896, para lo que estas instalaciones fueron recubiertas de rico mármol pentélico. Más de cien años después, lucen un aspecto magnífico. La última vez que las vimos fue en 2002, justo en el momento en que habían sido remozadas para los juegos olímpicos de Atenas de 2004 (en este mismo estadio se celebraron las ruebas de tiro con arco y la final del maratón). Han pasado 17 años, con lo que hacemos el pacto de volver por Atenas allá por el año 2036, es decir, dentro de otros 17 años.
     Desde allí, recorremos la calle Leóforos Vassilissis Olgas hasta el barrio de Plaka y de ahí a la entrada de la Acrópolis, para girar en sentido opuesto al del primer día, alejándonos en lugar de aproximarnos. Nuestro objetivo es disfrutar de las vistas del Partenón (fotos número 2 y 4), según subimos la colina de Filopapos, hasta llegar al punto más alto, donde encontramos el monumento al cónsul romano del mismo nombre (foto número 3), erigido en mármol el siglo II d. C. Merece la pena reservar media hora para recorrer lo alto de la colina, y explorar las vistas hasta ahora desconocidas de la ciudad, como el entramado de calles que llevan hasta la zona del puerto del Pireo. Durante el descenso pasamos por los restos de la construcción que se considera la prisión de Sócrates (foto número 5), y aunque existen serias dudas sobre la autenticidad de tal atribución, resulta emocionante imaginar los últimos momentos de un hombre que prefirió morir de forma acorde con sus principios a renunciar a ellos por salvar su vida.

     Tras el descenso, atravesamos el antiguo Foro romano hasta llegar al estiloso barrio de Psiri. Nos hemos ganado un descanso para comer estupendamente en el restaurante italiano Il Barretto. Volvemos al hotel caminando bajo un aguacero y recogemos las maletas, antes de poner rumbo al aeropuerto. Esta es la ruta a pie que hicimos a lo largo del día:

          Elegimos ir en transporte público, concretamente en metro, lo que resultó ser una mala idea, porque unos cuantos minutos después sufrimos un robo. Nos subimos en la Plaza Omónia y teníamos que hacer transbordo en Monastiraki. Viajábamos cuatro personas, dos adultos y dos niñas, con las maletas de cabina; en un momento dado, mi mujer le dio su mochila a nuestra hija pequeña, que insistía en ayudar a su madre y descargarla de peso. Fue otro error. Debían ser tres o cuatro chicos jóvenes, en el mismo vagón que nosotros. Mi hija mayor se dio cuenta de que habían intentado abrirle la mochila. En ese momento, nos reagrupamos y nos protegimos de ellos, pensando que no podrían intentarlo otra vez. Pero cuando el tren llegó a la estación se bajaron muy rápido y casi corriendo. Nosotros comprobamos nuestras pertenencias y descubrimos que la mochila que llevaba la niña estaba abierta y faltaba la cartera de mi mujer, con los documentos de identidad, algo de dinero y diferentes tarjetas, bancarias y de otros tipos. Hablamos con un par de agentes de policía en las estación de Monastiraki y de ahí, con muy mal sabor de boca, al aeropuerto. Nuestra despedida de Atenas fue, de este modo, triste y desagradable. No tuvimos problema para embarcar, porque siempre viajamos con doble documentación: dni y pasaporte (algo que aconsejamos vivamente y que, en esta ocasión, fue providencial).

sábado, 21 de septiembre de 2019

Locos por Grecia: Día 4. Segunda parte. Epidauro y Nauplia. 16 de abril de 2019

    Nauplia fue la última escala de nuestra excursión de un día por tierras de la Argólida y un verdadero descubrimiento. La luz del atardecer y la climatología, que proporcionaba un día soleado a ratos y a ratos nuboso, contribuyó a conseguir unas fotos realmente especiales.
     Pero antes, aún quedaba desplazarse desde Micenas hasta Epidauro, donde también habíamos previsto visita a su famoso teatro. Si quieres conocer más información sobre Epidauro, puedes consultar este enlace al blog Los apuntes del viajero. El teatro de Epidauro es hoy mundialmente famoso, pero hace 25 siglos era uno más de los atractivos que ofrecía el conjunto monumental levantado en honor de Asclepio, deidad griega que derivaría en el romano Esculapio, y patrón de la Medicina. Cuenta el mito que Asclepio era hijo de Apolo y de la ninfa Corónide (muerta por Apolo por haberle sido infiel. Tras ello, Asclepio habría sido amamantado por una cabra y protegido por un perro en Epidauro). Fue el centauro Quirón quien proporcionó conocimientos de medicina al niño hasta que Asclepio llegó a ser un experto sanador y se atrevió a devolver la vida a los muertos. Por ello, Zeus le castigó con un rayo y Asclepio se reunió con el resto de los dioses en el Olimpo.

     En el siglo VII a. C. Epidauro era una ciudad marinera importante, enemiga de Argos y aliada de Esparta. El santuario, la noticia de las curaciones milagrosas y la "Asclepeia" (unos juegos panhelénicos que se celebraban cada cuatro años) extendieron la fama de Epidauro, que experimentó un periodo de esplendor a partir del siglo IV a. C. y explican la monumentalidad de infraestructuras como el Templo de Asclepio (de impresionantes dimensiones, aunque no ha resistido en pie el paso del tiempo) el estadio  y, sobre todo, el teatro, con 55 gradas y capacidad para unos 15 mil espectadores. A diferencia de otras construcciones del complejo, el teatro se conserva magníficamente y aún se celebran en él representaciones teatrales y destaca por su excepcional acústica. Fue erigido levantado por Policleto el Joven en el siglo IV a. C. La visita al teatro puede realizarse en 40 minutos. Para hacer una visita que incluya el resto de monumentos más el museo debe preverse, al menos, 1 hora y media. El museo es de reducidas dimensiones y tiene el encanto de todos los pequeños museos de la multitud de excavaciones arqueológicas de Grecia y el inconveniente de que las piezas principales se han trasladado al Museo Arqueológico Nacional de Atenas y lo que se expone en los museos locales son réplicas.



domingo, 15 de septiembre de 2019

Locos por Grecia: Día 4. Primera parte. Corinto y Micenas. 16 de abril de 2019


     Salimos del hotel y nos dirigimos en taxi hasta la calle Andrea Siggrou, donde se encuentran multitud de oficinas de alquiler de coches. El no haber reservado con antelación está a punto de jugarnos una mala pasada, porque son varias las agencias que nos comunican que no tienen vehículos disponibles. Probamos suerte y tenemos éxito en Kosmos, desconocida para nosotros, pero muy popular en Grecia. La dirección de la oficina donde nos atendieron muy amablemente es 5 Syngrou Ave., Athens, 117 43. Alquilamos un Peugeot 108 del año 2015, con 29000 kms. El día entero de alquiler nos sale por 45€. La aventura comienza:
     La primera parada es en el Canal de Corinto. Si quieres ampliar la información sobre esta obra de ingeniería que separa la Hélade del Peloponeso, te recomendamos la lectura del post correspondiente en el blog Diario de un turista.
     Nuestra siguiente parada es la más esperada del presente viaje: la visita a la antigua civilización de Micenas. En su célebre libro Historia de la antigüedad, Paul Petit concluye que "la civilización aquea es, en suma, más interesante por su papel histórico que por su propio encanto. Más violenta y rudimentaria que la cretense, sin duda por ser más militar, es, sin embargo, la primera civilización griega y tuvo el mérito de recoger y transmitir, a través de los desórdenes provocados por los dorios, las tradiciones de Creta. Gracias a los poemas homéricos, esta «edad de los héroes» embellecida y deformada por leyendas de las que, al parecer, ninguna está totalmente desprovista de fundamento histórico, ha obrado profundamente sobre el pensamiento griego" (op. cit., pág. 53).
     Fue emocionante el momento de contemplar la Puerta de los Leones y percibir como creíble el mito de las murallas ciclópeas, según el cual rocas de tales dimensiones solo pudieron ser acarreadas por criaturas mitológicas sobrehumanas como los cíclopes, que habrían ayudado al propio Perseo a construir una muralla que haría invulnerable la ciudad. Dando un salto en el tiempo, el nombre de Micenas va unido al de Heinrich Schliemann, padre de la arqueología moderna (aquí puedes leer su biografía y conocer más de él) y, a la postre, descubridor de la ubicación y los restos de la Troya de Homero, en una provincia de la actual Turquía. Pero si hoy lo traemos a colación es por las excavaciones que emprendió en 1876 en Micenas y que culminarían con los hallazgos sin igual de la llamada Máscara de Agamenón y el Tesoro de Atreo. En la siguiente foto, que hemos tomado del blog Esto sí es una pipa, la autora dedica el post a la Puerta de los Leones, cuya lectura recomendamos para profundizar en su conocimiento.

     Después de esto, recorrimos la enorme superficie que ocupaba la ciudad e imaginamos las dimensiones y envergardura de los edificios que levantaron en un lugar tan inaccesible como lo alto de una colina, admiramos el prodigio de ingeniería civil que suponen las cisternas de almacenamiento de agua (recomendamos llevar una linterna para poder descender los peldaños que llevan a su interior, algo que hará las delicias de los más peques). Por último, reservad tiempo para el Museo Arqueológico, porque en él se hallan algunos de los tesoros más impresionantes de la antigüedad griega: entre los que destacan algunos objetos de oro como la simpar Máscara de Agamenón y una colección de vasijas, ánforas y cerámicas que representan algunos de los mitos que se popularizaron con Homero. En Micenas, efectivamente, tiene su inicio la dinastía de los Perseidas: a Perseo le sucedieron su hijo Estenelo y su nieto Euristeo. Y tras los Perseidas fueron los Pelópidas o Átridas los que reinaron Micenas. Tras la maldición de Pélope, sus hijos Atreo y Tiestes se refugiaron en Micenas.

    


martes, 10 de septiembre de 2019

Locos por Grecia. Día 3: Atenas. Monastiraki, Sintagma y Museo Arqueológico Nacional. 15 de abril de 2019

     Tomamos un taxi a Monastiraki a las 10 y nuestro primer objetivo es acercarnos a la Atenas romana. A continuación, pateamos el centro de la ciudad, dedicando tiempo especial a la calles comerciales de Pandrossou, Adrianou, para recorrer la calle Ermou (desde Monastiraki), deteniéndonos en el número 55, donde se encuentra la coqueta iglesia Panaghía Kapnikarea. Terminamos nuestro recorrido por esta calle en la impresionante catedral Megála Mitrópolis.

     Junto a ella, la Mikrí Mitrópolis, una pequeñita iglesia a la vera de la catedral, con una interesante historia que contar, que puedes seguir en el siguiente enlace.
     Después, llegamos al Mercado de Atenas (Ágora Kendrikí), con su mezcla indefinible de olores y colores, donde hallamos una nave dedicada al pescado y otra a la carne, y entre medias puestos antiguos de latoneros, ferretería y especias.
     Huyendo de la lluvia, entramos en un establecimiento de la cadena de hamburguesas Goody's. Y justo antes de que caiga el chaparrón que el parte meteorológico había pronosticado llegamos secos al Museo Arqueológico Nacional. Sin duda, uno de los mejores tesoros de Atenas, en el que tenemos pensado pasar toda la tarde. Las entradas de dos adultos cuestan 20€, los menores no pagan.

     Por la noche, de vuelta en el hotel, mientras nos secamos los pies mojados por la lluvia y entramos en calor somos testigos a través de una pantalla de televisión de una desgracia para todo aficionado al arte, a la arquitectura, a la belleza y al turismo: Arde Nôtre Dame de París.

     ¡Qué lástima sentimos al ver aquellas imágenes! Es muy especial la relación que nos une con París y con Nôtre Dame. En 2014 fue la última vez que la visitamos (esta vez con mis hijas, para tratar de inculcarles nuestro cariño a la ciudad). Pero antes la habíamos visitado en 2008 mi mujer y yo. Aún antes la había visitado en el Viaje de Paso del Ecuador de la carrera, en 1995. Y antes aún, en el verano de 1991, cuando siendo estudiante de instituto, participé en un "stage en France" en la ciudad de Blois, durante el mismo verano en que Miguel Indurain ganó su primer Tour de France, dejando boquiabierta a la afición gala. Han sido, por lo tanto, tres décadas de cariño ininterrumpido. "Au revoir, ma belle Dame. Je te regretterai".

martes, 3 de septiembre de 2019

Locos por Grecia. Día 2: Áegina y Monte Lycabeto de Atenas. 14 de abril de 2019

    
     Cogemos el metro en dirección al puerto del Pireo. Nuestra idea es hacer una excursión de un día a alguna de las islas más cercanas a Atenas: Salamina, Áegina, Poros, Hidra, Spétses o Citera, conocidas como Islas Argo-Sarónicas. Podéis optar por alguna de las múltiples agencias que realizan viajes organizados, que incluyen la visita en el mismo día a 2 o incluso 3 islas, con la comodidad de que ofrecen recogida en el hotel. Esta excursión tiene un coste aproximado de 100€ por persona.
     Si deseáis ir por libre, se puede comprar el ticket para un viaje de ida y vuelta en el día, o con vuelta en alguno de los días sucesivos si vuestra idea es hacer noche en alguna de las islas o en varias. El puerto del Pireo es casi una ciudad en sí mismo y ofrece posibilidades de viaje sin fin (en embarcaciones más suntuosas, tipo crucero; otras medianas, más pequeñas, tipo autobús por mar; con coche, sin coche). 
Si queréis aseguraros billete, es mejor comprar con antelación por Internet. Las dos compañías más importantes son Hellenic Seaways o Aegean Speed Lines. Cuando llegamos, no había tickets para Hidra, que era nuestra primera opción. Así que decidimos comprar para Áegina. Viajamos con Aegean en el Flying Dolphin 5, una barcaza rápida y experimentada que nos depositó en el puerto de Áegina en 50 minutos, por unos 30€ por persona. Para conseguir la mayor información disponible sobre Áegina, os aconsejamos echar un vistazo al siguiente enlace de la web Greciavacaciones, y también en Helenizarte, además de abundante información, encontraréis un vídeo grabado desde un dron de los encantos más sobresalientes de la isla.
      Aquí os avanzamos que, según su origen mitológico, el nombre de Áigina o Égina viene de la ninfa homónima, una de las 20 hijas del dios-río Asopo, a la cual Zeus, profundamente enamorado, tomando forma de águila raptó y se llevó por los aires hasta depositarla en la isla de la que nos ocupamos, cuyo nombre anterior era Enone. Desesperado, Asopo buscó a su hija sin descanso hasta llegar a Corinto. Entonces, Zeus, temeroso de que se descubriera su autoría, lanzó un rayo que devolvió el río a su cauce habitual. El hijo nacido de Zeus y de Égina se llamó Éaco y fue un rey justo de la isla de Égina, respetado por sus habitantes y querido por los dioses. Casó con Endeis y tuvieron como hijos a Peleo y Telamón, que en el futuro serían a su vez padres de los fabulosos guerreros Aquiles y Áyax, respectivamente. También se cuenta que Hera, que odiaba la isla con el nombre de su rival, envió allí una plaga terrible que acabó con la vida humana. Éaco lloraba sin consuelo a su padre Zeus, quien se apiadó de él y transformó las hormigas (mirmídes, en griego) de la isla en hombres, con la que fue repoblada. Éaco no podía reprimir su alegría. Desde entonces, se conoce a la isla como el país de los mirmidones, según cuenta el poeta latino Ovidio en su obra Las metamorfosis y recoge la web Mitos y leyendas. 

     Gozó Égina de algunos periodos de esplendor, entre ellos el que llevó a la construcción del templo de Afaia, poco después del año 500 a. C., y uno de los objetivos principales de la visita a la isla. Se trata de uno de los templos dóricos mejor conservados de Grecia (similar, aunque más pequeño, al templo dedicado a Zeus en Olimpia) que se encuentra en el extremo meridional de la isla, a algunos kilómetros del puerto. Para llegar hasta él es conveniente tomar un taxi o un autobús. Otro de los atractivos de la isla es la iglesia y  monasterio de San Nectarios. Está a 6 kms del pueblo, con lo que deberéis prever un medio de transporte (bus, taxi, bicicleta...) o reservar el tiempo necesario para llegar a pie.
     Al llegar a puerto, lo primero que descubrimos es que... Áegina es el primer productor mundial de pistachos. Los puestos donde los venden se multiplican ante la vista de los viajeros que acaban de desembarcar. En el mismo puerto, podéis acercaros a la iglesia diminuta de Agios Nikoláos, encantadora y de un blanco inmaculado. Después, callejeamos por las calles cercanas al puerto hasta la hora de la comida y visitamos la Torre de Markello. Construida a principios del siglo XIX, por Spyros Markellos, escribe una página importante en la historia de la Grecia moderna pues tras declararse la independencia de Grecia de Turquía, la isla de Égina fue la capital de Grecia entre 1828 y 1829 y el gobierno se reunía en la Torre, a la que se dio consideración de edificio de Estado.



jueves, 29 de agosto de 2019

Locos por Grecia. Día 1: La Acrópolis de Atenas. 13 de abril de 2019


     Tras un magnífico desayuno en el Novotel Athens, salimos a las 9 de la mañana en dirección a la Acrópolis en un taxi que tomamos en la puerta del hotel. El trayecto tiene un coste de 7,60€.  Aquí cabe hacer un inciso sobre los males del turismo actual que saltan a la vista en estos lugares archideseados por masas de gentes procedentes de casi cualquier parte del Globo. El reciente artículo en El País de María Antonia Sánchez-Vallejo, titulado El último asedio de la Acrópolis, aborda el fenómeno de la "turistificación", es decir, la contradicción que supone que el turismo haya dado un respiro a la maltrecha economía griega en la última década y suponga a la vez una fuente inagotable de problemas y quejas de los ciudadanos griegos. 
     Si a lo anterior, añadimos que es sábado, nos tememos una multitud haciendo cola para  comprar entradas, pero afortunadamente el trámite va rápido (Las entradas al recinto de la Acrópolis nos cuestan 40€: dos adultos y dos niños). Eso sí, la impresión es engañosa. El recinto de la Acrópolis es tan grande y traga tanta gente que nos basta llegar a la primera parada de la visita (el Odeón de Herodes Ático) y más tarde los Propileos, para darnos cuenta de que no vamos a estar solos. Al llegar frente al Partenón, nos embarga la emoción que sentimos hace  17 años, cuando lo vimos por primera vez. Si bien la fachada principal toda cubierta por andamios no ayuda.

     Tras la visita a la Acrópolis, nos dirigimos al templo de Zeus Olímpico, bajando por Lisitratous, hasta llegar al Arco de Adriano. A pesar de su ruinoso estado, las escasas columnas que quedan en pie dan prueba de la grandiosidad de este templo consagrado a Zeus que fue el mayor de toda la Grecia peninsular. Eso sí, tardó mucho en construirse, desde el año 515 a. C. hasta su finalización en época de Adriano, en el siglo IV d. C. 


     Después de esto, aún nos resta una visita al barrio de Pláka antes de la hora de comer. Bajo la amenaza de la lluvia que, por momentos, se hace presente, recorremos la calle comercial Adrianou y terminamos por comer junto a la catedral Mitrópolis, exactamente en el Café Centrale (aquí puedes ver la información sobre el sitio que ofrece Trip Advisor). Comimos ensalada griega, mousaká vegetariana y dos hamburguesas (admitimos que no es una comida muy griega, pero cuando uno viaja con niños suelen suceder estas cosas). Todo por 37€. A la salida del restaurante, llovía, de manera que echamos mano de los impermeables y nos tocó caminar a paso rápido hacia el Museo de la Acrópolis, que era nuestro siguiente destino. Las entradas al museo tenían un precio de 20€. A la salida recorremos brevemente el barrio de Makrigianni, donde se halla el museo, antes de volver al hotel en metro.
     Después de un tiempo de descanso y aseo, salimos en dirección al barrio de Exargia, donde cenamos en Mystic Pizza. Exargia no tiene comparación a nada de lo que hayamos visto hasta ahora. Comparándolo con nuestra experiencia de Madrid, sería como mezclar en un vaso de batidora una parte del barrio de Lavapiés, otro tanto de Malasaña y aderezarlo con unas cuantas calles del distrito de Moncloa, cercanas a Ciudad Universitaria. De hecho, volvemos caminando al hotel por la calle Stournari y vemos algunos de los edificios más representativos de la universidad, donde se cocinaron los movimientos de protesta antiausteridad que han sacudido Grecia en los últimos años, como atestigua magistralmente Petros Márkaris en su obra Pan, educación y libertad.

lunes, 26 de agosto de 2019

Locos por Grecia. Llegada a Atenas. 12 de abril de 2019



Planificación del viaje
     Antes de viajar, podemos encontrar en Internet información de utilidad. A nosotros nos han gustado especialmente los siguientes enlaces: 
- Los viajes de David y Neus: Grecia
- Diario: Tras las huellas de Ulises (Grecia 2015)
- Viajar a Grecia: Helenizarte
Al aterrizar
Cómo llegar del aeropuerto al hotel:
En taxi, entre 40 y 50€.
En metro: existen tres líneas de metro, que abarcan el centro de la ciudad. Desde el aeropuerto se tarda 1h 15' aproximadamente. La línea 3, la azul, te deja en paradas tan céntricas como Syntagma o Monastiraki.
Ya en el hotel
     Los hoteles en Atenas tienen, en nuestra opinión, precios altos, así como los billetes de avión. Nuestra prioridad era conseguir una habitación familiar (para cuatro personas), céntrica, al precio más ajustado posible. En este sentido, el Novotel Athens cumplió con creces nuestras expectativas, a pesar de estar algo más alejado de lo que nos habría gustado.  
     En cuanto a la zona del hotel, hay que comentar que no es la más próxima a la Acrópolis, ni la más bonita de la ciudad (como en toda Grecia y, especialmente en ciudades como Atenas o Salónica, conviven edificios nuevos y lujosos, con otros en ruinas; zonas relucientes y otras donde se acumula la suciedad). Pero se puede acceder al centro caminando durante 20 minutos, o bien en transporte público (metro). Por último, hicimos uso de los taxis de Atenas (una opción que debe tenerse en cuenta, sobre todo, si se viaja en grupos de 4 personas), nada caros en comparación con los de otros destinos urbanos europeos.
     Por contra, la ubicación del hotel, lejos de la marabunta turística, nos permitió conocer de primera mano y a pie ambientes nocturnos genuinos en Atenas como la plaza Omónia, Victorias o el barrio de Exárgia. Y también organizar la visita para dedicar al cercano Museo Arqueológico de Atenas el tiempo y la atención que merece.



Introducción a nuestro viaje a Grecia
     Es tarea ardua afrontar un acercamiento serio al mundo helénico y, como viajeros apresurados del siglo XXI siempre con el teléfono móvil en ristre, solo podemos aspirar a un acercamiento superficial en un viaje de estos pocos días. 
     Desde un punto de vista histórico, la influencia de lo que llamamos genéricamente Grecia sobre la civilización occidental abarca varios miles de años y genera una bibliografía inabarcable. Para fijar un punto de partida y tomando en consideración las palabras de la profesora Ana María Vázquez Hoys en su obra Historia del Mundo Antiguo (Grecia), Madrid, UNED, 2007, señalaremos el año 2100 a. C. como la fecha aproximada en que pueblos que hablaban griego arribaron a las costas del Peloponeso e iniciaron la civilización micénica en el siglo XVI a XV a. C. Somos conscientes de que dejamos fuera la civilización minoica, anterior e igualmente interesante, si no más, pero con suerte, será objeto de otro viaje si tenemos la fortuna de conocer Creta alguna vez; tampoco haremos referencia a las Islas Cícladas (Delos y, a su alrededor, Mikonos, Santorini, Naxos, Andros y otras), cuya civilización se desarrolló entre el año 3000 y el 1000 a. C. De hecho, uno de los museos que nos dejamos por ver en nuestra visita a Atenas fue el Museo de Arte Cicládico. Lo sabemos, imperdonable.
     De manera que, en los siguientes post haremos una incursión en el periodo de esplendor de Micenas,  trataremos de separar y diferenciar las distintas Atenas que han convivido en amalgama en el mismo espacio físico hasta el momento actual (trataremos de detenernos en el periodo clásico, en el helenístico, en la etapa de ocupación romana, en la atenas bizantina, en los muchos siglos bajo dominio del imperio Otomano, hasta la independencia de Grecia en el siglo XIX y, finalmente, el momento actual.
     Serán objeto de nuestro estudio la historia, la arquitectura, la escultura (el arte, en general), la literatura, las artes culinarias, las costumbres y las personas del país heleno en un ejercicio de sociología de calle que trata de hacer cualquier viajero que se precie. Vamos a ello. 



       
            





S.P.Q.R, de Mary Beard

    En su libro S.P.Q.R. Mary Beard se ocupa de temas que hemos tratado en capítulos anteriores de nuestro blog y hace un relato mucho me...