miércoles, 25 de junio de 2008

Rosario Tijeras, de Jorge Franco Ramos


Una buena amiga a la que le presté Los detectives salvajes, de mi idolatrado Roberto Bolaño me habló de este libro del que yo no había oído nada. Me lo prestó no sin antes encarecerme las similitudes con la novela de Bolaño, pero después de leerlo, queda claro que la propuesta de Jorge Franco Ramos es bien distinta de la del novelista chileno, a quien costará encontrarle un sustituto y de quien no podemos sino lamentar su escasa producción literaria.
Un triángulo de personajes mueve la trama en la Colombia de las drogas y la juerga nocturna. Rosario Tijeras, encumbrada a la altura de mito viviente, de origen humilde, sobrevive en un ambiente más que peligroso dedicándose a la prostitución y al trapicheo de drogas, cuando no a los asesinatos por encargo. Los otros dos ángulos corresponden a dos señoritos de la alta sociedad que se enredan con Rosario en la noche colombiana y ya no salen de su vida: uno es Emilio, más que atrevido, temerario, que seduce a Rosario y desafía a sus peligrosos acompañantes sólo con desearla. El otro es el enamorado platónico de Rosario, siempre anhelante, soñador; se convierte en el mejor amigo y confidente de ella, a la espera de que ocurra algo más. Entre tanto, se suceden las peripecias, las pendencias, los crímenes, los intentos de cambiar de vida, hasta el encuentro final de los tres personajes en un hospital.
Una novela directa (mucho más que las de Bolaño), donde suena con singular encanto un castellano con agridulce acento colombiano. Entre los hallazgos más contundentes de Jorge Franco Ramos destacamos el inicio de la novela: "Como a Rosario le pegaron un tiro a quemarropa mientras le daban un beso, confundió el dolor del amor con el de la muerte". ¿Quién es el guapo amante de la novela negra capaz de resistirse a un comienzo como éste?

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